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Un referéndum de pasiones encontradas

Un referéndum de pasiones encontradas

A Rodrigo Durán, un joven de 19 años, no le interesa si gana el Sí o el No del referéndum que se celebra hoy domingo 4 de mayo en el departamento boliviano de Santa Cruz. Acaba de cumplir 19 años. Y uno de sus máximos deseos era participar en elecciones; depositar con su voto el pedazo de fe que todos los bolivianos sienten y acarician en pos de encontrar un mejor futuro.

 

Pero no. En esta oportunidad, Rodrigo Durán, que trabaja como taxista, no cree que la consulta de este domingo tenga nada que ver con gente como él.

“Ese estatuto está hecho sólo para los ricos”, protesta. “Poco importa ahora si estamos bien o mal informados. La verdad es que entre unos y otros se pelean por el poder”.

 

Diferencias sin norte aparente

Esa pelea que existe entre el gobierno del presidente Evo Morales, que pretende aplicar profundas reformas sociales y el rechazo a éstas por parte de sus opositores tiene a Bolivia sumida en una crisis tan severa que no encuentra una solución.

El Gobierno de Evo Morales, a través de la Asamblea Constituyente, convocada para diseñar una Bolivia donde todos se sientan incluidos, parece haber encendido la llama de la discordia. En diciembre del año pasado, la Asamblea Constituyente aprobó un proyecto de nueva Constitución Política de Estado sin respetar las normas y procedimientos internos de la propia Asamblea Constituyente.

Frente a esa actitud, las regiones opositoras le dieron la espalda al Gobierno y se dieron a la tarea de llevar adelante sus demandas y por mano propia. Santa Cruz marca hoy el ejemplo convocando a sus ciudadanos a que acudan a las urnas para aprobar o rechazar un estatuto donde están escritas las competencias, deberes y obligaciones que tendrían que asumir sus autoridades.

Por ese motivo, desde el occidente de Bolivia se habló de que Santa Cruz, con esta consulta popular, intenta separarse de Bolivia. Pero los organizadores de este referéndum (el Comité Cívico y la Prefectura del departamento) han descartado “movimientos separatistas”.

Rubén Costas, prefecto de este departamento, dijo ayer sábado 3 de mayo en rueda de prensa, que este referéndum “es un proceso que va a unificar la diversidad del país. Esto tiene que conducir a un pacto nacional”.

 

Ausencia de auxilio legal

La única institución que podría haber solucionado a tiempo los supuestos traspiés legales cometidos tanto por el Gobierno como por sus opositores es el Tribunal Constitucional.

Debido a la renuncia de cuatro de sus cinco miembros, el Tribunal se quedó sin quórum. Y por tal motivo no puede ni emitir fallo sobre el proyecto de nueva Constitución Política del Estado así como las iniciativas autonomistas anunciadas por los departamentos donde ganó el Sí a la autonomía departamental en una consulta nacional, llevada a cabo el 2 de junio de 2006.

El Congreso de la República debe elegir por dos tercios de votos a los cinco magistrados para un periodo de diez años. El Tribunal Constitucional tiene la tarea de juzgar si las acciones de las autoridades nacionales o departamentales se encuentran dentro de la ley.

Y no lo puede hacer porque el Parlamento se ha convertido en el escenario donde se materializan (incluso con golpes y puñetes) las diferencias entre el Gobierno y sus opositores.

 

Pasiones encontradas

El Congreso, sin presencia de los opositores, convocó en febrero pasado, a dos referendos para el 4 de mayo: aprobar o rechazar el proyecto de nueva Constitución Política del Estado así como el Estatuto autonómico de Santa Cruz.

Al mes siguiente, la Corte Nacional Electoral rechazó ambas convocatorias por considerarlas ilegales. El Gobierno aceptó la resolución, pero el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas la rechazó.

El departamento de Santa Cruz, conocido ahora como la región más rica del país, ha demandado desde siempre una mayor descentralización del poder. Ha reclamado para sí la capacidad de autogobernarse, sin dejar de pertenecer a Bolivia, según defienden los impulsores de esta demanda.

Desde occidente se cree que este pedido atenta a la unidad del país. Y esas ideas encontradas se han visto y escuchado a lo largo de este 4 de mayo en todo el departamento de Santa Cruz.

Hay quienes dicen que el Estatuto autonómico debe aplicarse y acuden a los colegios de esta ciudad a emitir su apoyo con su voto. Hay también otras personas que creen lo contrario. Y no faltan las pasiones radicales de algunos que están en contra de esta iniciativa: han quemado ánforas, manifestando así su rechazo y protesta frente a lo que ellos consideran un acto ilegal.

Y en ese afán, ambas partes, Gobierno y autonomistas, se han dado a la tarea de organizar campañas (según corresponde) en contra y a favor por la aprobación o no del Estatuto autonómico del departamento de Santa Cruz.

Pero Rodrigo Durán, el joven taxista de 19 años que desea estudiar Literatura en la Universidad prefiere abstenerse. “No iré a votar, porque no es obligatorio. Me da igual que ganen ellos”, dice.

Desde que Bolivia recuperó su democracia, en octubre de 1982, nunca se ha visto que quemen ánforas de voto en rechazo a una iniciativa. Pero también cabe considerar que Bolivia, al cambiar de mando político con Evo Morales, como presidente, se ha propuesto caminar por una ruta diferente.

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